España (Español)
¿Ha visitado alguna vez nuestras oficinas?
Le invitamos a realizar una visita virtual por nuestros espacios de trabajo en la oficina de Génova. Quienes nos visitan en el parque tecnológico GREAT Campus suelen sentir curiosidad por los nombres que hemos elegido para nuestras salas, lo cual nos brinda la oportunidad de hablar sobre nuestro modelo de colaboración.
En las paredes de cristal transparente de nuestros pasillos figuran los nombres de grandes músicos, que nos recuerdan hasta qué punto el pensamiento humanístico ligado al arte es un factor necesario en el proceso de innovación dentro de un entorno dedicado a la tecnología.
Como forma de arte, la música combina simultáneamente abstracción y aplicación. Al enlazar notas sueltas –unidades basadas en las matemáticas– se crea una sucesión de frecuencias que las personas perciben como una única entidad mientras las rodea; el mismo efecto que causan las grandes narraciones.
Cualquiera que haya producido una obra maestra musical ha creado un lenguaje común que no necesita traducción, igual que el nombre del músico invita a entrar, guiando al público, sea cual sea su lengua materna, con una pronunciación precisa y sin ambigüedades.
Precisión y posibilidades: en eso consiste la música. En las salas de reuniones, una placa recuerda discretamente a quienes visitan y viven nuestra organización que la tecnología que exportamos al mundo entero es una expresión de técnica y creatividad, pero sobre todo de colaboración.
Como nos cuenta David Byrne en su ensayo «Cómo funciona la música», una agrupación de éxito necesita inevitablemente cierta flexibilidad y compromiso creativo; esta es la fuerza innovadora de una orquesta o de un grupo musical, que, precisamente por los supuestos límites impuestos por otros, es capaz de generar una experiencia superior para quienes llegan a disfrutar de los resultados.
Por consiguiente, no es casualidad que en el campo de las humanidades digitales se hayan realizado diversos experimentos para comprender los mecanismos de colaboración entre los músicos y transferirlos a otras organizaciones. Un código en el que todos nos podamos sentir integrados, comprensible e inclusivo, inspirado y articulado en diferentes ritmos, culturas, épocas, filosofías, tecnologías... porque eso es lo que son estas herramientas.
Todas son cualidades que identificamos como propias o a las que aspiramos. Las ondas sonoras están formadas por frecuencias que, como hemos descubierto y seguimos descubriendo, interactúan con el cuerpo humano y nos producen sensación de bienestar. Los flujos de energía se entrelazan con las notas y fluyen igual que la sangre que circula por nuestras venas. Se basan en ritmos vitales, como los del corazón, que ayudamos a controlar con nuestros instrumentos.
¿No se basan los ultrasonidos en ondas sonoras mecánicas? Este tipo de arte, que no requiere palabras para comunicarse, nos acompaña en cada reunión y en cada nueva sala conmemoramos a un autor o autora y sus cualidades.
Bach, compositor matemático y amante de los números que aplicaba las ideas pitagóricas a sus armonías, ha prestado su nombre a la sala próxima al área de finanzas, mientras que Gershwin representa la modernidad informática. Son muchos los nombres de compositores y autores que figuran en las agendas: Mahler, Brahms, Puccini. Cada país que integra nuestra red se incorpora a la geografía de artistas que le invitan a venir, tomar asiento y debatir ideas, problemas y resultados.
Como escribió una vez Giuseppe Mazzini, la música tiene la capacidad de reconectar no solo todas las ciencias y las artes, sino también de conjugar el pasado y el futuro. En una época de transición, cuando todo busca un nuevo equilibrio en la insignificante y temporal anarquía del cambio,«el intelecto humano está sediento de unidad en todas las cosas»y la música es«una armonía de la creación, un eco del mundo invisible».El futuro tiene la cualidad de ser invisible hasta que encuentra la expresión que le da la innovación.
Por eso nos gusta abrirnos a diario al pensamiento del arte.
